¡Hola luminosa mujer!

¿Alguna vez te has imaginado como podría haber sido tu vida si otras decisiones se hubieran tomado, ya fuera por ti o por tu familia?

A mi me encanta pensar en los universos paralelos, y me gusta imaginar cómo sería mi vida si me hubiera quedado a vivir en la ciudad donde nací, la Ciudad de México. 

¿Qué estaría haciendo? 

¿Quiénes serían mis actuales amistades?

¿Qué lugares frecuentaría?

¿Hubiera seguido estudiando mi doctorado?

¿Hubiera emigrado a otro lugar?

 
 

Sin embargo, por razones del destino o por razones que sólo el Universo conoce, emigré a otro país, los Estados Unidos, un país con una cultura y un idioma totalmente diferente.


Pocos días hay en que no añore a mi familia y a mi México lindo, a su gente, su cultura, las tradiciones, y por supuesto la comida.Y no ha sido fácil vivir en dos culturas es casi como tener partido en dos el corazón.


Y te pregunto, si acaso tú también migraste o vienes de una familia migrante,

¿te has imaginado alguna vez un universo paralelo viviendo en el lugar de origen de tus ancestros?

¿Te has visualizado:

  • estando en la tierra que tus padres, tus abuelas y abuelos, que tus bisabuelas y bisabuelos pisaron, sembraron y cosecharon?

  • viviendo en contacto con la cultura y tradiciones de tu linaje y escuchando cada día el idioma que tu familia ha hablado por generaciones?

  • teniendo la guía, los consejos y las palabras sabias de las abuelas y abuelos para darte claridad en tu vida?


Cuando emigramos del lugar de origen es común perder la conexión con aquella tierra, con el idioma, las costumbres, la espiritualidad y con las propias raíces.


Una situación así puede hacernos sentir desconectadas, sin guía, sin el contacto con nuestros mayores para aconsejarnos.

Esta movilidad que fue necesaria en algún momento para ti y tu familia, aunque ha cumplido el propósito de mejorar las condiciones de vida, es muy probable que también te haga sentir, como a muchas hermanas latinas migrantes, un vacío espiritual que es difícil de llenar.


Esta separación del origen de nuestros antepasados puede ocasionar sentir que:

- Sientas que vives sin un propósito.

- Falta de claridad en la vida y sentimientos de desesperanza e impotencia.

- Confusión y deseos de pertenecer al lugar de donde tu linaje proviene.


Y esta separación nos hace sentir que nuestras raíces no son profundas o que estamos separadas de la cultura ancestral. Sin embargo, a pesar de los desafíos de la vida el universo siempre nos da oportunidades para reencontrarnos.


Para mi esta reconexión con la presencia de mi cultura, tradiciones e historia la he conseguido con diversas actividades en mi vida diaria.

Y el día de hoy te quiero dar estas tres sugerencias para puedas también seguir en contacto con tus raíces ancestrales:

1. La comida. Sigue cocinando la comida con la que creciste, o busca recetas originarias del lugar de donde tu familia es.

2. Las plantas. Las plantas son maravillosas aliadas para hacernos sentir como en casa, adopta o deja que te adopten por lo menos un par de plantas, te sugiero una comestible y otra medicinal.

3. Las historias. Recuerda las historias que te contaban en tu niñez y síguelas narrando a aquellos oídos que quieran escucharlas.


Son estas unas ideas para conectar con la guía, presencia y consejos de las y los abuelos, sobre todo si ahora ya no estamos en su tierra.

 

Para:


  • Recuperar la autoconfianza en ti y en tus raíces.

  • Tomar decisiones importantes en tu vida con la ayuda de las abuelas y abuelos de tu linaje.

  • Reconectar con tu cultura ancestral para saber de dónde vienes y hacia dónde vas.

 


Si quieres saber como seguir en conexión contigo misma, con tus raíces indígenas y el conocimiento antiguo, no te pierdas el siguiente video.


Y recuerda,


La vida es vibrante, sólo si tú así lo eliges.


Luz y amor en tu camino.

Veronica Iglesias


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